Boris Vallejo y los Placeres Escondidos | Ilustradora Madrid Dibujante Freelance | Estefanía Córdoba
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Boris Vallejo y los Placeres Escondidos

Boris Vallejo y los Placeres Escondidos

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Boris Vallejo Ilustración EróticaBoris Vallejo en realidad quería ser violinista, y no pintor. Durante siete largos años, el hijo de un considerado abogado de Lima, en Perú, siguió estudios de violín. El motivo por el cual dejó el violín en su estuche se debió, primero, a estudios de medicina. Pero, dos años más tarde, Boris Vallejo se interesó por otra cosa. Se matriculó en la Escuela Nacional de Bellas Artes, logró una beca para cinco años y no tardó en obtener una medalla de oro por sus aptitudes.
«Nunca ha representado ningún problema para mí el dibujar. No puedo recordar ningún momento de mi vida en que no haya dibujado o pintado. El arte siempre ha formado parte de mí mismo, una expresión natural de mi personalidad».
Rápidamente, Vallejo logró seguridad artística y en 1946 —con un par de muestras de sus trabajos y unos pocos dólares en su equipaje— fue a los Estados Unidos de América, donde se le prometía un futuro más lucrativo que el que jamás pudiera conseguir en Lima. Empezó como grafista en el departamento publicitario de una cadena de tiendas, lugar donde conoció a su futura esposa Doris, y decidió establecerse para trabajar como ilustrador libre.

A través de portadas para las nuevas publicaciones de cómic de Warren y Marvel, consiguió llegar a realizar ilustraciones para portadas de varios libros de bolsillo. «Ya había trabajado varios años como ilustrador, con total éxito, cuando descubrí el arte fantástico. Y, de repente lo supe: Aquello era lo que quería hacer. Siempre tuve una especial predilección por la perfección del cuerpo humano, y el arte fantástico me permitía representar todo tipo de variantes sobre cuerpos musculosos y sensuales. Como me gusta el cuerpo humano, procuro hacerlo tan bello y perfecto como me es posible pintarlo».
No tan sólo la elección de sus temas —casi todas las imágenes de Vallejo irradian una sensualidad salvaje y llena de efecto a la escena—, sinó también el perfecto dominio de las técnicas artísticas, es lo que han convertido a este pintor en uno de los ilustradores más solicitados de su tiempo. Tan solo desde finales de los años setenta, existen más de 300 portadas, entre las que hay cubiertas para Tarzán, Conan y para la publicación de cómics Heavy Metal.
«Boris», que es como Vallejo firma sus dibujos, es perfectamente consciente de la función de la ilustración en la portada. «En los estantes de la librería, hay un libro junto al otro. No es extraño que sea la cubierta lo que haga que un libro se venda o no. Una buena cubierta debe atraer al comprador potencial como si fuese un imán».

 
Retrato de Boris VallejoComo maestro en su profesión, Boris con sus imágenes eróticas juega con los placeres escondidos de su público, igual como un virtuoso violinista. Pero es tan directo con sus intenciones como ricas son sus creaciones. Nunca las ilustraciones de Boris Vallejo resultan esquemáticas, llanas o sin vida. Siempre encuentra nuevas posibilidades para seducir a su público, mucho más que cualquier otro artista fantástico. Ni su capacidad de innovación ni su variedad parecen tener límites.
Toca todos los campos del arte fantástico. En Boris son tan frecuentes las posturas heroicas de bárbaros luchadores como el lírico ambiente de un paisaje en mítica transfiguración o el estrafalario aspecto de amenazadoras criaturas de un mundo del más allá.
Las composiciones y tonalidades de estas impresionantes obras presentan la influencia de varios siglos de pintura. «Vermeer, Rembrandt, Leonardo: durante mis años de estudios he repasado una y otra vez las obras de estos y otros artistas. Sobre todo me gustan dos pintores españoles, Murillo y Velázquez».
Incluso en la actualidad, Boris muestra un gran interés por los trabajos de sus colegas. Su postura autocrítica no le permite apoyarse en sus laureles. Es así como el arte de sus ilustraciones está buscando constantemente nuevas aspiraciones y el perfeccionismo de lo logrado.

 

 

[Reportaje de 1986 publicado en el libro “Obras Maestras del Arte Fantástico” de Norma Editorial]
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