El Principito, mucho más que un cuento infantil.
Como ilustradora en Madrid, para mí es un honor escribir un post sobre Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), y más en concreto sobre las ilustraciones que realizó para El Principito, una de las obras más importantes de la historia.
El Principito, junto a Historia de O, es uno de los libros de la literatura francesa más traducidos de la historia. Curiosamente ambos hablan sobre el mismo tema: el amor, y lo que es capaz de hacer alguien por amor. O se deja esclavizar por amor, y El Principito se deja morder por la cobra también por amor, y así regresar a su asteroide junto a su caprichosa rosa. Historia de O está escrita en estilo erótico, y El Principito en un estilo «infantil». Se catalogó como un libro infantil por la sencillez con la que lo escribió y sus ilustraciones, pero en realidad es un libro con mucha profundidad y sabiduría para adultos.
Aparte del episodio del Sahara, con el cual da inicio el libro, se han encontrado muchos simbolismos de la vida de Saint-Exupéry en El Principito:
El Piloto, personaje principal del relato, obviamente está basado en el escritor.
El Zorro, quien acompaña al Principito en su viaje, está inspirado en un zorro del desierto.
La Rosa, el objeto más preciado del Principito, está inspirada en su esposa Consuelo.
El planeta donde se encuentra la Rosa está rodeado por tres volcanes; este lugar representa a El Salvador, país natal de Consuelo, conocido como «la tierra de los volcanes». Así mismo, el autor revela sus dudas sobre la naturaleza del matrimonio y la fidelidad en el pasaje en que descubre un campo de rosas en su visita a la Tierra.
El Principito podría estar basado en una versión más joven de Saint-Exupéry, aunque algunas personas creen que fue inspirado en el hijo del aviador Charles Lindbergh, quien vivía cerca del piloto francés y con quien entabló una buena relación.
Los Baobabs, árboles que destrozan planetas con sus raíces, simbolizan el nazismo y sus intentos por dominar y destrozar el mundo.
Antes de volverse piloto, Antoine estudió Arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de Francia, aunque nunca terminó la carrera. El autor nunca se consideró bueno en el dibujo, algo de lo que se burla el piloto al inicio de la obra, cuando habla de su dibujo de la boa.
Sin embargo las ilustraciones de El Principito han convertido a Saint-Exupéry en el ilustrador de cuentos infantiles más importante de la historia. El Principito es un icono. La sencillez con la que está dibujado no es no saber dibujar, sino todo lo contrario. Porque el proceso de síntesis es el más difícil para cualquier artista. Es muy fácil aprender a copiar lo que se ve, dibujar o pintar realismo (solo es aprender técnica), lo difícil es sintetizar lo que se ve o se siente y dibujarlo desde el corazón. Para mí, sus ilustraciones no sólo están dibujadas de un modo magistral, sino que además usa la acuarela también de un modo magistral, creando degradados y combinando los colores de tal modo que dan un aspecto más que sencillo: elegante.
El valor de la amistad, del amor, el heroísmo como meta y la responsabilidad como motor de la conducta moral, encuentran su plasmación definitiva en el mundo descubierto por El Principito, añorado planeta del que todos los hombres han sido exiliados y al que solo mediante la fabulación cabe regresar. Esta es una de esas obras que rebasan ampliamente las convenciones del género infantil-juvenil, junto con Platero y yo, Alicia en el País de las Maravillas o Pinocho.
El Principito legó varias frases célebres a la cultura popular. La más reconocida es «lo esencial es invisible a los ojos». Otras citas destacadas son:
Todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.
Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.
No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.
Los hombres ocupan muy poco lugar sobre la Tierra. Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho sitio.
Cuando el misterio es demasiado impresionante, es imposible desobedecer
Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya.
Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.
Lo que hace bello al desierto es que en algún lugar esconde un pozo.
Tendré que soportar dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas.
Es mucho más difícil juzgarse uno mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte correctamente serás un verdadero sabio.
A pesar de que la obra fue publicada el 6 de abril de 1943 tanto en inglés como en francés, por una editorial estadounidense llamada Reynal & Hitchcock, lo curioso es que la editorial francesa Éditions Gallimard no pudo imprimir la obra hasta 1946, por motivos que poco tenían que ver con la literatura, sino a causa de la Segunda Guerra Mundial.
Si aún no has leído El Principito, tienes que hacerlo.