Errores comunes al Contratar un Ilustrador Freelance (y cómo evitarlos)
Hoy en día, contar con ilustraciones personalizadas, únicas y con carácter puede marcar la diferencia en un proyecto. Ya sea para una portada de libro, una campaña publicitaria, una identidad de marca o un producto editorial, colaborar con un ilustrador freelance es una decisión inteligente… siempre que se haga bien.
Sin embargo, a menudo se cometen errores que acaban perjudicando tanto al cliente como al ilustrador. Malentendidos, cambios improvisados, presupuestos poco realistas o falta de claridad pueden convertir una colaboración prometedora en una experiencia frustrante.
En este artículo te explico los errores más comunes al contratar a un ilustrador freelance y, lo más importante, cómo evitarlos. Si eres autor, emprendedor, editor o diseñador, esta guía te ayudará a gestionar mejor tus próximos proyectos visuales.
1. No tener claro lo que necesitas
Uno de los errores más habituales es contactar con un ilustrador sin haber definido con claridad el alcance del trabajo. Frases como “quiero unas ilustraciones para mi web” o “necesito algo bonito para Instagram” no bastan.
¿Cómo evitarlo?
Antes de buscar a un profesional, aclara estos puntos:
- ¿Para qué necesitas la ilustración? (branding, editorial, redes sociales, packaging…)
- ¿Cuántas ilustraciones necesitas exactamente?
- ¿Qué estilo o enfoque visual buscas?
- ¿En qué plazo necesitas el trabajo?
- ¿Hay requisitos técnicos (tamaño, formato, resolución)?
Cuanta más información facilites desde el principio, más preciso será el presupuesto y mejor será el resultado.
2. Elegir solo por precio
Otro error frecuente es contratar al profesional que ofrece el presupuesto más bajo, sin considerar su experiencia, estilo o nivel de compromiso. El precio de las ilustraciones es un factor importante, claro, pero no debería ser el único criterio de decisión.
Un ilustrador muy barato puede no estar familiarizado con los estándares del sector, no tener experiencia con clientes o no respetar los tiempos de entrega.
¿Cómo evitarlo?
Busca el mejor equilibrio entre calidad, profesionalidad y presupuesto. Revisa su porfolio, pregunta por proyectos similares que haya hecho y asegúrate de que su estilo encaja con tu visión.
Invertir un poco más en un ilustrador con experiencia puede ahorrarte tiempo, correcciones y frustraciones.
3. No revisar su porfolio con detenimiento
Es fundamental asegurarte de que el estilo del ilustrador se adapta al proyecto, para ello revisa el portfolio del ilustrador. Contratar a alguien solo por recomendación o porque “te cae bien” puede ser arriesgado si no analizas antes su trabajo.
¿Cómo evitarlo?
Tómate el tiempo de ver su porfolio con atención:
- ¿Tiene trabajos similares a lo que tú necesitas?
- ¿Su estilo es consistente?
- ¿Cómo resuelve los personajes, fondos o composiciones?
- ¿Te transmite profesionalidad?
Si tienes dudas, puedes pedirle más ejemplos o referencias de clientes anteriores.
4. No firmar un contrato o acuerdo profesional
Sí, incluso en encargos pequeños es recomendable dejar por escrito los detalles del proyecto. Trabajar sin contrato puede derivar en malentendidos, retrasos o problemas con los derechos de uso.
¿Cómo evitarlo?
Asegúrate de que el ilustrador te proporcione un contrato, o al menos un acuerdo por escrito (por email, por ejemplo), en el que se especifiquen:
- La descripción del trabajo
- El número de ilustraciones
- Cuántas revisiones se incluyen
- Los plazos de entrega
- Las condiciones de pago
- Los derechos de uso (ver punto 7)
Esto protege a ambas partes y deja claro qué se espera de cada una.
5. Modificar el encargo a mitad de camino sin renegociar
Pedir cambios sin límite o modificar la idea original durante el proceso sin ajustar presupuesto o fechas es un error que puede romper la colaboración.
¿Cómo evitarlo?
Antes de comenzar, acuerda con el ilustrador:
- Cuántas rondas de revisiones están incluidas
- Qué pasa si se cambian elementos importantes del proyecto
- Cómo se gestionan los cambios fuera de presupuesto
Si el encargo se amplía (por ejemplo, pasan de ser 3 ilustraciones a 5, o se cambia el estilo), lo justo es revisar las condiciones.
6. No respetar los tiempos de trabajo
El proceso creativo requiere planificación y concentración. Si no se respeta el calendario acordado (por ejemplo, dando feedback con retraso o pidiendo cambios de última hora), el flujo de trabajo se resiente.
¿Cómo evitarlo?
- Estableced un calendario claro desde el inicio.
- Sé puntual al dar tu opinión y confirmar cada fase.
- Si algo cambia por tu parte, comunícalo cuanto antes.
Recuerda que muchos ilustradores freelance trabajan en varios proyectos al mismo tiempo, y reorganizar su agenda no siempre es sencillo.
7. No entender los derechos de uso
Uno de los errores más graves es asumir que, al pagar por una ilustración, se obtienen todos los derechos posibles. Pero en realidad, el autor conserva por defecto los derechos de autor y lo que se transfiere (si se acuerda) son los derechos de uso.
¿Cómo evitarlo?
Habla desde el principio sobre estos aspectos:
- ¿Para qué podrás usar la ilustración?
- ¿Durante cuánto tiempo?
- ¿En qué territorios?
- ¿Podrás modificarla?
- ¿Quieres exclusividad?
Si necesitas una cesión completa de derechos (por ejemplo, para un libro, una línea de productos o merchandising), esto debe especificarse en el contrato y suele conllevar un coste adicional.
8. No valorar el trabajo creativo
Ilustrar no es solo “hacer dibujos bonitos”. Implica pensar, interpretar un briefing, aportar ideas, resolver composiciones, elegir colores, revisar y adaptar. No valorar este trabajo lleva a infravalorar al profesional.
¿Cómo evitarlo?
Trata al ilustrador como lo que es: un colaborador creativo clave. Escucha sus sugerencias, respeta sus tiempos, no minimices su trabajo y evita frases como “esto se hace en un momento, ¿no?”. La creatividad también es trabajo, y merece ser remunerada y reconocida como tal.
¿Cómo tener una buena experiencia con un ilustrador freelance?
Aquí van algunos consejos prácticos:
✅ Define claramente tu idea y necesidades antes de contactar.
✅ Revisa con atención su estilo, trayectoria y porfolio.
✅ Acordad por escrito todos los aspectos clave del proyecto.
✅ Cumple con los pagos y plazos establecidos.
✅ Ofrece feedback claro y dentro de los tiempos acordados.
✅ Sé abierto/a a sugerencias creativas.
✅ Y, sobre todo, respeta el valor del trabajo artístico.
Conclusión
Contratar a un ilustrador freelance puede aportar un gran valor a tu proyecto si sabes cómo hacerlo correctamente. Evitar estos errores comunes te permitirá establecer relaciones profesionales sanas, obtener resultados de calidad y construir una red de colaboradores de confianza.
Recuerda: la ilustración no es un adorno. Es una herramienta poderosa de comunicación, identidad y emoción. Y como toda herramienta valiosa, merece ser tratada con respeto.
¿Estás buscando una ilustradora freelance profesional?
Soy ilustradora especializada en proyectos editoriales, marcas personales y contenidos visuales para empresas que quieren diferenciarse. Trabajo con procesos claros, escucha activa y un enfoque creativo adaptado a cada cliente.
📩 Si tienes un proyecto en mente, estaré encantada de ayudarte.